Mientras en Andalucía el propio PSOE ha presentado una propuesta electoral para reducir en un 99% el impuesto de sucesiones en la comunidad, Cataluña se mantiene gracias a nuestros progres gobernantes como la única que, junto a Extremadura, se resiste a reducirlo hasta su eliminación.
No deja de ser pintoresco que la comunidad más reacia a eliminar este impuesto, la andaluza, se sume al coro unánime de voces que piden en toda España su supresión, eso si , con la sonora excepción de la izquierda multimillonaria catalana, la gauche caviar, que deseosa de seguir disfrutando de sus inmerecidos privilegios insisten en mantener el impuesto vigente en Cataluña con reformas que son mero maquillaje cuya aplicación real quedará postergada hasta los próximos años
En todo caso hay una cosa indudable: La decisión sobre el mantenimiento o no de este impuesto recaerá en los ciudadanos catalanes, que pueden hacerlo desaparecer votando en contra del tripartito que nos ha desgobernado estos últimos siete años, ya que sus partidos, en especial Iniciativa (presuntamente progresista) son los únicos que defienden la vigencia de este impuesto, con el argumento ridículo que sirve para redistribuir la riqueza.
Si tanto quieren redistribuir la riqueza, ¿no sería más lógico que empezasen por acabar con el despilfarro generalizado de su gestión?
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